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Política: estrategia sin estrategia.

  • Foto del escritor: Bel Tornero
    Bel Tornero
  • 16 oct 2020
  • 2 Min. de lectura

La comunicación política es una hibridación entre la gestión de asuntos institucionales y la mediatización que actualmente nos gobierna. Es un campo conformado por profesionales que deben ser capaces de controlar tanto la estrategia política como el juego comunicativo.

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El profesional que se mueve en este terreno debe entender la naturaleza de los medios, su fisonomía y las consecuencias que resultan de cada acción: un hilo de reacciones consecutivas difícilmente controlables. De base, se necesita a una persona deductiva, desconfiada, calculadora y estratega, cualidades que no están bien vistas por la opinión pública, pues describen a una persona ladina y engañosa. El asesor político carga con un juicio negativo por parte de la opinión pública, se le considera encargado de nublar los errores del político y de idear las estrategias necesarias para seguir en el poder, afirmación que, aunque a medias, no deja de ser verdad.


¿Cuáles son realmente las competencias del asesor político? ¿Gestionar únicamente la imagen pública del líder con intención de mantenerla positiva? ¿Aconsejar sobre las decisiones políticas? ¿Tomarlas? Según Toni Aira, por mucho que un asesor pueda opinar sobre las decisiones que atañen al líder político, al final “el asesor asesora y el líder decide”. Aun así, es evidente la influencia del asesor en el proceso de gobierno y en las direcciones que toman las estrategias.


El votante parece esperar de su representante una especie de genio que sea capaz de manejar todo el entramado legislativo.

No tiene sentido pensar que el buen o mal funcionamiento de un Estado depende exclusivamente de la agudeza de una única persona, líder de un partido formado por cientos de integrantes. La estrategia se asume presente en todo tipo de gestiones, así como la figura del estratega, y en ningún ámbito excepto en el de la política está mal visto. ¿Por qué? ¿Por qué esa necesidad de la ciudadanía de creer que los líderes políticos son autosuficientes? El votante parece esperar de su representante una especie de genio que sea capaz de manejar todo el entramado legislativo, alguien que sin estrategia ni investigación solucione problemas complejos como si fuesen sencillos.


Con la aparición de las redes sociales y el desarrollo de su función divulgativa de información y de opiniones, esta visión idealizada de la política se ha ido acrecentando. Antes de la era digital, mantener el anonimato del asesor y de sus funciones era relativamente sencillo, pero hoy en día requiere, irónicamente, de una estrategia para ocultar la estrategia. Lo amateur, la espontaneidad estratégica y la naturalidad son las claves del éxito comunicativo. Todo aquello que resulte excesivamente elaborado despierta el radar del público y despierta un sentimiento de aversión.



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